El viejo gitano, recostado en su silla, su sombrero ajustado y un cigarrillo en la mano, ve pasar el tiempo con cautelosa espera.
Recuerdos fijados en su memoria de años y tradición, de penurias llevadas con alegría pues es hombre de raza, cabeza alta y orgullo en las venas
Me contaba este viejo gitano las penurias de su vida y que a ellas también les cantaba, pues esta vida es corta, y al hambre y la tristeza hay que recibirlas con coraje y alegría, pues así se ahuyentan a los malos espíritus
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