Llevaba horas caminado, las piernas me pesaban como si corriera cemento por mis venas en lugar de sangre. La boca, seca y áspera como si hubiera comido arena, necesitaba beber algo ¿pero de donde podía sacar agua? Hacia horas que no se veía un alma.
Mis fuerzas empezaban a flaquear y ante mis ojos solo se desplegaba una carretera de cemento gris y seco ....como mi boca.
A cada lado del camino unos inmensos árboles, pero en sus ramas no había ni una sola hoja que pudiera darme sombra y calmar un poco ese fuego que abrasaba mi piel ¿dónde estaba…… que había pasado?
La carretera se estrechaba ante mis ojos, los árboles se juntaban irremediablemente a medida que se alejaban, formando un camino tenebroso y lúgubre, mas aun cuando el día empezaba a dar comienzo a la noche, los sonidos cambiaban y las sombras se iban apoderando del lugar poco a poco.
Cada paso era un infierno para mis piernas, y una tortura para mi espalda.... mi espalda, notaba como el sudor corría por mi piel, intente tocarla con la mano derecha, pero un dolor intenso en el hombro me hizo doblarme por la mitad, y caí de rodillas al suelo clavándome el afilado asfalto en ellas, --¡Dios que más me puede pasar!
Notaba él liquido caliente de la sangre bajando desde las rodillas hasta los pies, por lo menos esa pequeña sensación me hacia notar que estaba viva, --¡viva! ¿ Pero hasta cuando?
A lo lejos el sol iba cayendo y el final de la arboleda cada vez parecía más lejano, sus sombras hacían que pareciera más lúgubre aun.
Siempre había oído decir que cuando vas a morir ves a lo lejos una luz brillante que te atrae hacia ella, yo sentía que me moría pero no había tal luz, sino una profunda oscuridad que poco a poco me iba atrapando.
-¡ Ana levanta, sé fuerte, tú si puedes, venga un esfuerzo más ¡!! ......¿Ana, me llamo Ana?.... claro ese es mi nombre, ahora lo recordaba, intente ponerme de pie pero la oscuridad se apodero de mí y ya no vi nada mas, ya no-tenia dolor.
De repente empecé a escuchar voces, voces lejanas, que pronunciaban mi nombre.
-- Ana, despierta, Ana no te asustes estas en buenas manos -- ¿Despertar? Aun estaba todo oscuro, -- ¿Y el dolor? Ese dolor aun seguía ahí, pero ahora era menos intenso.
La oscuridad iba dando paso a la claridad, ¿quizá ahora si me iba a morir? Estaba viendo esa luz brillante de la que todo el mundo habla, pero esa luz iba acompañada de sombras, sombra que poco a poco tomaban forma
-¿ Ana estas bien?...... ¿Qué si estaba bien? Ese tío era gilipollas,
No me podía mover, quería decírselo pero las fuerzas no me dejaban y otra vez esa oscuridad, y la ausencia de dolor.
Según me contaron habían pasado tres semanas desde que me encontraron tirada en la carretera, ahora estaba en un hospital y poco a poco iba recobrando las fuerzas.
Aun no podía comer sola, y la mitad de mi cuerpo aun estaba vendado, pero me sentía bien, mas fuerte, y mi cabeza empezaba a recordar, sabia porque estaba ahí,..... ahora lo recordaba todo.... y mi cuerpo empezó a estremecerse.
Habían intentado matarme y sabia quien había sido. De repente la puerta se abrió, y ante ella apareció un hombre alto de pelo cano, no más de 50 años, su bata blanca le delataba..... y desde luego el nombre bordado en su bata ¡ Doctor García!.... .
Sus facciones eran dulces y agradables y sus enormes ojos color miel me miraban con ternura.
-¿Cómo estas Ana? ¿ Sabes lo que te ha pasado? Claro que lo sabia, recordaba perfectamente quien me había hecho eso y también había decidido que no se lo iba a contar a nadie, si me creían muerta quizá podría vengarme de ellos.
- Me encuentro mejor Doctor, gracias - ¿ Sabe usted que le ha pasado? Baje la mirada, no quería que se diera cuenta de que le mentía. El continuo hablando, creía que yo no sabia nada
--Hace unos días un grupo de jubilados que viajaban en un autocar la vieron tirada en medio de la carretera y la trajeron a este hospital, venia muy mal, tenia la espalda destrocada y la clavícula rota, eso no podía ser un accidente, Ana, alguien le ha hecho daño mucho daño, es como si hubieran querido matarla a golpes.
--¿ De verdad no recuerda nada? Sus grandes ojos me miraban con insistencia, impacientes por saber mas, pero no podía decirle nada eso era un asunto que solo yo podía solucionar, y estaba decidida a hacerlo
-No-doctor, no recuerdo nada, no sé que me ha pasado Levante la cabeza lentamente y le mire a los ojos, enseguida me di cuenta que no me creía, pero no dijo nada, se limito a tomarme la tensión y a comprobar el estado de las heridas de mi espalda
- va a quedarte unas feas cicatrices, comento el Doctor García
- ¿ Se notaran mucho doctor?
- Bueno creo que con un poco de cirugía estética se podrán disimular, pero eso es algo que de momento tendrá que esperar
Volvió a taparme las heridas, y me recomendó que no me moviera mucho, pues la operación del hombro todavía no había cicatrizado, y además debería empezar un tratamiento de recuperación para poder recuperar la movilidad en él.
Luego salió prometiéndome volver al día siguiente Agradecía esos momentos de soledad, necesitaba poner en orden mi cabeza, en ella bullían infinidad de ideas, datos, rencores y sobre todo recuerdos, que aparecían como fogonazos para que no me olvidara de por que estaba ahí.
Continuara..........