sábado, 10 de abril de 2010


Llevaba horas a los pies de su cama, sujetando su mano arrugada y seca, sin fuerzas, agotada por el paso de los años, el dolor y la tristeza se reflejaban en su piel, el tiempo había hecho mella y no había dejado un solo rincón de su cuerpo sin la marca de su desdicha,
Ahora mientras lo miraba, mi mente volvía al pasado, donde podía ver la historia de cada surco de su piel, recordaba como habían ido apareciendo, tatuando cada milímetro de su cuerpo .
Poco a poco sus fuerzas fueron cediendo y su dolor apagando, ahora podría descansar en paz, pero nadie estaría a su lado, ni siquiera en este ultimo viaje , sólo yo, LA MUERTE



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